jugar solo

Mi hijo no sabe jugar solo, suele ser una de las muchas frases que oímos decir a las madres, entre las que yo misma me cuento. Este es un post dedicado a todas ellas y a todos los padres que también están ahí. Un post que tiene como objetivo ver porqué nuestros hijos no saben jugar solos y por qué es necesario que aprendan a hacerlo.  Te invito a seguir leyendo para aprender todo esto y algo más.

Mi hijo no sabe jugar solo ¿Por qué? ¿Edad o costumbre?

En muchas ocasiones cuando hablo con otras mamás, uno de los temas que suele repetirse en nuestras conversaciones es sobre el modo de jugar que tienen nuestros hijos. Normalmente nos solemos quejar que no saben jugar solos y que nos reclaman por y para todo.

Claro, es normal que ante esta situación nos preguntemos si es que no son capaces de jugar solos por edad o porque son muy dependientes o bien … por lo que sea.

La edad es un factor determinante

Los niños muy pequeños todavía no saben jugar solos, es normal. Cierto que pueden estar breves momentos entretenidos mirando algunos juguetes que tienen a su alrededor. Tocando, observando, explorando … pero aún no han aprendido a jugar propiamente. Además no es recomendable dejarles largos ratos sin supervisión. Los padres o cuidadores debemos estar cerca para evitar que puedan lastimarse.

Sin embargo, a partir de los dos años ya pueden empezar a jugar solos sin que un adulto intervenga e interaccione con ellos todo el tiempo.

Niños dependientes

Algunos niños quieren que siempre estemos con ellos, todo el tiempo, jugando con sus muñecas, haciendo puzzles, leyéndoles un libro o haciendo castillos de arena. Es normal que quieran hacerlo, porque nosotros somos su mejor juguete y fuente de estímulo durante sus primeros años.

Sin embargo también es cierto que cuando nuestro hijo nos reclame todo el tiempo para jugar, ya sea en casa o en el parque, debemos saber que es bueno le dejemos jugar solo. Aunque al principio nos cueste un poco a todos. De este modo evitaremos que se vuelva dependiente del adulto a la vez que fomentamos su autonomía.

Jugar solo es necesario y beneficioso para los niños

El juego individual o en solitario, al contrario de lo que muchas mamás y papás piensan, no es malo, es más, los niños a partir de los 2 añitos ya saben perfectamente distraerse solos jugando con sus cosas.

Es muy importante que jueguen de vez en cuando solos para su desarrollo cognitivo y emocional. Al jugar solo, sin la intervención constante de un adulto, permitimos a nuestro hijo explorar el mundo que le rodea. De este modo aprende otros modos diferentes de jugar y de relacionarse con sus cosas y entorno. 

Jugando solos, nuestros hijos aprenden a tomar decisiones por ellos mismos y si se equivocan nadie les dice nada como por ejemplo “cariño, así no”, “de este modo no vas a poder”, o frases por el estilo, es posible que te reconozcas ¿verdad?

Recordemos que también es importante que vayan jugando solos para desenvolverse en el terreno del juego simbólico. Este empieza sobre los 2 años, cuando ves a tu hijo, por ejemplo, cogiendo su muñeco, acostándole en una cunita y hablándole. Esto es juego simbólico espontáneo.

Jugando solos, nuestros hijos pueden hacer y decir cosas que quizás delante de un adulto no harían porqué están prohibidas o porqué se sienten un poco avergonzados, como por ejemplo decir alguna palabrota o poner caras interesantes. 

Qué significa dejar jugar solo a un niño

Dejar jugar solo a nuestro hijo no significa que le dejemos solo en una habitación, sin ningún tipo de supervisión. Ni tampoco que vayamos a un parque infantil y nos sentemos en un banco tres o cuatro metros más lejos.

No, no hablo de este tipo de juego a solas. Esto no favorece para nada lo que estamos intentando.

Hablo de estar juntos, cada cual realizando sus propias tareas y estando disponible cuando nuestros pequeños nos reclamen para resolver alguna dificultad.

Evitar que se sienta abandonado

Si lo que queremos es que nuestro hijo aprenda a jugar solo lo que deberíamos evitar es dejarle en una habitación a solas, donde lo que probablemente sentirá es abandono y desinterés por nuestra parte hacia él-

Si lo que pretendemos es que nuestro pequeño de dos o tres años vaya cogiendo el hábito de jugar él solito, porque así lo necesitamos todos, debemos empezar poco a poco.

Primero jugaremos juntos, para ir dejando pequeños espacios en los que sólo jugará él o ella, nosotros permaneceremos a su lado pero sin intervenir de ninguna manera.

Cuando hayamos conseguido que nuestro hijo vaya jugando solo, ya sea haciendo construcciones con bloques, plastilina, mirando cuentos, pintando o lo que quiera hacer en ese momento. Nosotros podremos hacer una actividad distinta, ya sea responder un correo electrónico, planchar, leer o lo que deseemos hacer. 

Es importante saber que a esta edad, dos o tres años, es normal que nuestros pequeños nos vayan reclamando. Que quieran que estemos por ellos. Tampoco hay nada de malo en atenderles siempre que nos lo pidan, aunque sea para decirles “ahora no puedo cariño, te ayudo cuando termine”. 

La clave: no abusar

Poco a poco, veremos como nuestro pequeño va cogiendo el hábito y podrá jugar individualmente sin nuestra ayuda. Pero cuidado, jugar en solitario es beneficioso para su desarrollo pero no abusemos de ello. Dejar que siempre estén jugando solos también les priva de nuestra atención y participación en su mundo emocional.

Para ellos y para nosotros es fundamental encontrar el equilibrio entre juego en solitario y juego compartido. El tiempo de juego en común proporciona también una gran cantidad de ventajas que no deberíamos menospreciar. Aprende más sobre este tema en el siguiente post: Aprender a jugar solos, sin instrucciones de papá o mamá.


Si este post te ha parecido interesante te invito a compartirlo en tus redes sociales para que pueda llegar a otros papás y mamás interesados en estos temas. Pero antes de irte permíteme que te deje mis últimas 10 entradas en la sección de Escuela de Padres. Quizás alguno llame tu atención y decidas quedarte un poco más conmigo. Si es así, te agradezco el tiempo y la confianza depositadas en mi.

Sara Tarrés

Soy Sara Tarrés, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, con Máster en dificultades del aprendizaje (ISEP) y Postgrado en Psicopatología infantojuvenil (ISEP). He trabajado como asesora y orientadora de padres y maestros en diferentes escuelas concertadas de Barcelona y como reeducadora de niños que presentaban diferentes dificultades en su aprendizaje. Actualmente dirijo Mamá Psicóloga Infantil desde donde oriento a padres en temas de crianza, desarrollo y educación. Esto me permite compaginar mi faceta de madre a tiempo completo sin dejar de lado mi actividad profesional.