A menos de unas semanas para Navidad el ajetreo y el estrés de estas fechas está a punto de acabar con más de uno y una. Incluida yo misma. «Navidad, Navidad, dulce Navidad» reza el famoso villancico. Una Navidad que cada año que pasa pierde un poco más de su esencia. Y de eso trata el post de hoy: del secuestro de la Navidad o del otro lado de la Navidad más allá del marketing comercial. Porque no todo es tan bonito como nos lo venden ¿o si?

«Navidad, Navidad, dulce Navidad»
Cada año la Navidad entra en nuestras vidas en forma de brillantes luces que adornan pueblos y ciudades. Los anuncios televisivos nos recuerdan cada 30 segundos que estamos en una época especial, en la que los niños esperan la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos cargados de regalos para que cumplan así todos sus sueños. Una campaña comercial brutal que enloquece tanto a padres como a hijos.
Observamos caras felices de actores y actrices que nos venden una Navidad fabulosa y estupenda, llena de alegría y felicidad. Sin embargo ¿es así realmente en todos los hogares? O bien ¿es solo una imagen ideal de la Navidad de la que se aprovechan marcas y comercios para vender?
Son otra vez esas maravillosas imágenes irreales. Esas salidas de mentes expertas en marketing. Imágenes de familias numerosas alrededor de una mesa súper bien presentada. Mesas llenas de exquisitos manjares. Esas mismas que que año tras año hace sentir desdichad@s, tristes e insatisfech@s a más de un@ en todo el mundo occidental. Todos bien vestidos y peinados, sonrientes y maquillados. ¡Todos felices! En Navidad está prohibido estar triste «Navidad, Navidad, dulce Navidad» ¿Pero cómo nos sentimos en realidad?
De la Navidad ideal a la Navidad Real de muchos hogares
Se nos ha vendido, y hemos aceptado comprar, una idea de la Navidad en la que tod@s debemos ser felices. Basando esa felicidad en comprar y comprar. Porque hay que comprar más y mejor comida. Comprar y consumir dulces y bebidas. Comprar y regalar más y más. Y así entramos en un bucle de consumismo desenfrenado que solo genera frustración y permanente insatisfacción.
Se nos ha hecho creen en la idea, y nosotros la hemos aceptado, que debemos ser felices. Felices con todas y cada una de las personas con las vamos a compartir estos días (primos, cuñados, suegros, hermanos, …) No siempre es así. Sabemos que en todas las familias cuecen habas y que en muchas ocasiones las comidas de Navidad nos estresan mucho.
Porque se nos «obliga» a compartir mesa con personas que no vemos a lo largo del año. Y no las vemos porque no las soportamos y no tenemos ningún interés en ellas. Porque se nos ha inculcado la idea de que estas fechas son para estar todos en familia solo hay que escuchar ciertas canciones de productos navideños que año tras año inundan nuestras casas «vuelve, a casa vuelve, por Navidad». Y no digo que no sea bonito, entrañable y conmovedor en algunos casos pero os aseguro que en muchos otros no es así.
Lo que no reflejan los anuncios navideños
En muchos hogares faltarán, al rededor de esa mesa preparada para la cena de Nochebuena o de la comida de Navidad, personas importantes que se han ido a lo largo de este año o en otros anteriores. Personas que dejan un vacío tan importante que por más esfuerzo y empeño que se ponga siempre quedará el frío de su ausencia. Los anuncios no reflejan esta situación.
En muchas casas, los niños recibirán regalos usados, porque Papá Noel o los Reyes Magos no han tenido presupuesto para comprar ese juguete de moda que tanto desean. Suerte que algunas organizaciones de acción social que luchan contra la pobreza organizan campañas de recogida de juguetes nuevos para poderlos repartir entre los niños más desfavorecidos. Esta es otra de las realidades de la Navidad.
Y no quiero pasar por alto otra situación en la que la Navidad que se nos vende no es nada parecida a la Navidad Real. En muchos hogares, personas mayores y no tan mayores vivirán solas estas fechas. Solas, sin compañía de sus seres queridos, porque quizás no los tengan o quizás no los quieran a su alrededor… Tampoco se acuerdan de esto al anunciarnos la Navidad.
¡Navidad, Navidad, Dulce Navidad. La alegría de este día hay que celebrar!
¿Nos han secuestrado la Navidad, vendiéndonos una mentira sobre el modo de ser y hacer felices a los demás? ¿Tu qué opinas?
Si este post te ha parecido interesante te invito a compartirlo en tus rede sociales para que más personas puedan leerlo. Pero antes de irte mira mis últimos artículos, puede que alguno pueda ser de tu interés.
- Los mejores 10 regalos para recién nacidos que todo padre agradecerá
- Las fórmulas más eficaces para gestionar conflictos y discusiones con tus hijos
- Suplementos vitamínicos para estudiar oposiciones
- Cómo elegir el colegio adecuado para impulsar el desarrollo cognitivo de tus hijos
- 10 regalos originales para bebés recién nacidos