El miedo a la oscuridad es uno de los miedos infantiles más extendidos entre los niños en todo el mundo y acostumbra a  acompañar al desarrollo infantil. Suele iniciarse alrededor de los 2 años y desaparecer sobre los 9.

Generalmente, el paso del tiempo y el cambio en la percepción de la realidad que se produce en los niños, hace que se vaya superando.

miedo a la oscuridad

Uno de cada 3 niños pequeños tiene miedo a la oscuridad.


«No apagues la luz, mami» «Deja la puerta abierta»

Estas son unas de las frases con las que se acuesta mi hijo mayor casi cada día cuando lo acuesto y se queda a solo y a oscuras en su habitación.

Se trata del miedo a la oscuridad. Este es un tipo de miedo propio de la infancia. Se inicia sobre los 2 años y no suele disminuir hasta los 9 – 10 años.

Así es y  mi hijo M. es uno de ellos. Todo empezó hará cuestión de un año aproximadamente y ahora tiene 3 años y medio.  Sé que poco a poco lo irá venciendo, porque la gran mayoría lo acaba superando y las luces pueden apagarse y las puertas cerrarse. Pero de momento cuando pronuncio la frase temida de :»¡A la cama!» a no ser que esté muy cansado se resiste todo lo que puede. ¿Por qué ocurre?

Miedo a la oscuridad ¿Por qué ocurre?

Cuando llega la hora de acostarse para los niños supone el fin de las actividades divertidas y el comienzo de las desagradables.

Supone separarse de los papis, dejar de ver la tele, dejar de jugar. Las palabras «Es tarde, vamos a ponerte el pijama» activan el resorte y, si el niño no está muy cansado, intentará por todos los medios retrasar ese momento con frases típicas como:

  • «Quiero esperar a papá»
  • «No tengo sueño»
  • «Tengo sed»
  • «Tengo pipi»
  • «Quiero dormir contigo»

La oscuridad representa finalizar la diversión

Para ellos la oscuridad funciona como un castigo, ya que supone dejar de divertirse y separarse de nosotros. Se acaba lo agradable y empieza algo aburrido o desagradable.

En muchas ocasiones se trata simplemente de no querer que finalice el día y por ello se resisten a acostarse e intentan alargar todo lo posible el momento. En estas ocasiones no hablamos propiamente de miedo a la oscuridad, sino de que el niño sencillamente está expresando su frustración por tener que finalizar  algo agradable e irse a la cama. Los padres debemos dejar claro y ser firmes que es hora de acostarse.

La oscuridad representa enfrentarse a lo desconocido

Cuando las razones por las que el niño no quiera quedarse solo en su habitación y a oscuras sean el miedo y el temor, los padres debemos ser sensibles a ello y tratar al niño con cariño y comprensión, evitando ridiculizarlo o reírnos de él. No debemos obligarle  a permanecer a oscuras ni actuar de forma autoritaria ya que podríamos empeorar las cosas.

El miedo a la oscuridad en los niños simboliza generalmente, el miedo a lo desconocido. 

El temor a la oscuridad se asocia con diferentes miedos, como el de separación, soledad, seres imaginarios y malvados. El miedo a la oscuridad se entremezcla y amalgama con otros temores y se suele relacionar con pesadillas y terrores nocturnos.

La oscuridad les crea inseguridad y es un terreno perfecto para que su imaginación les origine malas pasadas, especialmente cuando el miedo está producido por algún cuento o alguna película que han visto, cualquier sombra puede convertirse en una imagen terrorífica.

10 formas de ayudar a nuestros hijos a superar su miedo a la oscuridad.

Tener establecidas unas buenas rutinas para acostarse.

  1. Dejar una luz tenue en su habitación para evitar que se queden totalmente a oscuras.
  2. Dejar la puerta de su habitación entreabierta.
  3. Contarles algún cuento antes de acostarles sin personajes que atemoricen.
  4. No permitir que vean películas de miedo y controlar lo que ven en televisión.
  5. Permitir que duerman con sus peluches u objetos favoritos.
  6. Durante el día jugar a esconder objetos en sitios oscuros como armarios.
  7. Practicar el juego del cronómetro de la oscuridad. El niño se queda en una habitación. Los padres le dicen: “vamos a salir de la habitación y cerramos la puerta. Cuando oigas ¡tiempo! Apagas la luz y cuando tengas miedo la enciendes”. Cuando vean por la rendija que apaga la luz, se pone el cronómetro en marcha, cuando encienda la luz, se para el cronómetro y se anota el tiempo en un gráfico hecho con cartulina. Se le dice el tiempo que ha aguantado y se repite la operación felicitándolo si lo mejora. Se juega  3 veces por semana.
  8. Jugar al escondite o la gallinita ciega u otros juegos que impliquen quedarse unos momentos a oscuras.
  9. Tener paciencia y actuar con comprensión.
  10. Leerles algunos libros infantiles sobre el miedo a la oscuridad para que vean cómo sus protagonistas han hecho frente a este miedo tan común en la infancia.

Sólo en los casos en que el miedo le impida hacer una vida normal, produciendo auténticos estados de terror o situaciones habituales de insomnio, podremos hablar de una auténtica fobia. En los casos que esto se produzca, deberíamos solicitar la ayuda de un profesional.

(c) Can Stock Photo / HaywireMedia

Sara Tarrés

Soy Sara Tarrés, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, con Máster en dificultades del aprendizaje (ISEP) y Postgrado en Psicopatología infantojuvenil (ISEP). He trabajado como asesora y orientadora de padres y maestros en diferentes escuelas concertadas de Barcelona y como reeducadora de niños que presentaban diferentes dificultades en su aprendizaje. Actualmente dirijo Mamá Psicóloga Infantil desde donde oriento a padres en temas de crianza, desarrollo y educación. Esto me permite compaginar mi faceta de madre a tiempo completo sin dejar de lado mi actividad profesional.