Hoy quiero presentaros un modo interesante y divertido de hablar de las emociones con los más pequeños. Descubriendo las emociones básicas que sentimos ayudamos a nuestros pequeños a entender qué les pasa, por qué les pasa y qué pueden hacer con lo que sienten.

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Para empezar debemos entender que no hay emociones buenas o malas, todas son válidas, lo que no vale es cualquier modo de expresarlas. Es decir, yo puedo sentir enfado y eso no está mal lo malo es cuando doy patadas, me tiro al suelo o insulto o agredo a otro cuando me enfado. La emoción no es mala, lo malo es qué hacemos cuando la sentimos.

Separar la emoción de la acción cuesta un poco a los pequeños, por eso vamos a ayudarles a descubrir las emociones, qué sienten en su cuerpo y qué reacciones les provoca esa emoción. Para ello nos vamos a ayudar de unas caras con diferentes expresiones de alegría, enfado, vergüenza, …

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Las haremos nosotros mismos, no es necesario saber dibujar muy bien, además puedes descargarte estas pequeñas plantillas emocions_cares o emocions_cares_02 para que todas tengan el mismo tamaño. Después las personalizas a tu manera, con sonrisas, tristeza, … Yo las he plastificado para que duren más tiempo ya que las solemos usar prácticamente a diario.

¿Cómo utilizar estas caras para que tus hijos vayan descubriendo sus emociones?

En realidad es muy sencillo, ellos saben poner las distintas etiquetas a las cara. Es decir saben cuál es la que está contenta, la que siente tristeza, … Lo difícil es que ellos hablen de lo que sienten si nosotros no les ayudamos un poco.

Nosotros hemos creado un juego. Se trata de que cada uno de nosotros diga en qué situaciones nos hemos sentido enfadados, contentos, tristes, avergonzados … a lo largo del día. Cogemos la cara correspondiente y lo explicamos al resto. Pero vamos un poco más allá e intentamos decirnos también qué nos hace feliz del otro o qué nos molesta. Es decir mamá, por ejemplo, coge la cara feliz y explica qué es lo que le hace sentir feliz de su hijo, después será el turno del niño.  Usamos todas las emociones o parte de ellas, dependerá del día.

Con este juego somos capaces de verbalizar nuestras emociones a la vez que intentamos empatizar con las que siente el otro. Es importante que también hablemos de cómo nos hemos comportado y qué han sentido los demás cuando estábamos sintiendo esa emoción. Pongamos por ejemplo un niño que nos ha montado una rabieta, se sentía enfadado y frustrado y su frustración le ha llevado a tirarse por el suelo, gritar y llorar. ¿Cómo se ha sentido mamá? ¿Triste, enfadada, avergonzada? ¿Cómo lo hemos solucionado?

Todo este juego que permite que nuestros hijo vayan descubriendo sus emociones lo podemos trasladar al mundo de los cuentos aplicándolo a algún personaje. Es importante que preguntemos a nuestros hijos cómo creen que se siente tal o cual personaje o por qué cree que se comporta de esta u otra manera. Esto les permite identificar y empatizar emocionalmente con los demás, un paso imprescindible para su correcto desarrollo emocional y social.

¿Te apetece probar el juego? ¿Juegas a algo similar? ¿Nos lo cuentas?

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Sara Tarrés

Soy Sara Tarrés, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, con Máster en dificultades del aprendizaje (ISEP) y Postgrado en Psicopatología infantojuvenil (ISEP). He trabajado como asesora y orientadora de padres y maestros en diferentes escuelas concertadas de Barcelona y como reeducadora de niños que presentaban diferentes dificultades en su aprendizaje. Actualmente dirijo Mamá Psicóloga Infantil desde donde oriento a padres en temas de crianza, desarrollo y educación. Esto me permite compaginar mi faceta de madre a tiempo completo sin dejar de lado mi actividad profesional.