Las opiniones y valoraciones que tenemos sobre nosotros mismos es lo que llamamos autoestima. La autoestima se construye, se forma y se desarrolla progresiva y paulatinamente a partir de las experiencias que tenemos con el ambiente en el que vivimos. La autoestima,es pues, algo que se aprende, y por tanto susceptible de mejora o de cambio.


Los conceptos y valoraciones que vamos formándonos sobre nosotros mismos los aprendemos desde bien temprana edad, desde niños, y vamos construyendo nuestra autoestima y nuestro autoconcepto en función de cómo creemos que nos ven los demás. 


En palabras de J.V. Bonet, nos vemos reflejados en un espejo en los comentarios, criticas y/o elogios de las personas que nos rodean. Aprendemos a valorarnos en la medida que nos sentimos valorados por ellos. Por eso, la aceptación de los padres, maestros y otros adultos significativos son tan importantes y necesarios para los niños.


Antes de continuar quiero aclarar la diferencia entre autoconcepto y autoestima.


Autoconcepto: es la percepción que tenemos de nosotros mismos, es decir cómo nos describimos. Es una percepción. Por ejemplo, soy alta, se montar en bicicleta, soy amiga de Cristina, soy licenciada en psicología, soy la  madre de Marc y de Pol,  …  Así el autoconcepto se divide en diferentes áreas: social, académica, corporal, familiar, …

Autoestima: se trata del valor que nos otorgamos, la forma que tenemos de querernos, es decir, cómo nos sentimos con nosotros mismos. Construimos nuestra autoestima través del conocimiento que tenemos de nosotros mismos, es decir del autoconcepto. Por ejemplo: soy una buena madre pero podría ser mejor si … Es una valoración. La autoestima está formada por la relación entre la percepción o autoconcepto y nuestro “yo ideal”. La diferencia o la distancia entre ellos determinará el nivel de nuestra autoestima.

Los factores que influyen en la autoestima se han estudiado también en clase con respecto a las opiniones que tienen sobre su competencia en el aula o lo que llamamos autoconcepto académico.

Se trata de la percepción que nuestros hijos tienen sobre su competencia como estudiantes. Al igual que la autoestima, se forma a partir de las experiencias, comentarios y críticas que recibe de nosotros, de sus maestros y de todos aquellas personas de su entorno.




Es obvio, que antes de iniciarse en el mundo escolar, antes de empezar la escuela, el niño no tiene ninguna base para tener ningún concepto sobre su desempeño escolar. Pero a partir de su ingreso en el cole, empezaran a construir su opinión sobre su desempeño en este ámbito.



Sin ir más lejos, mi hijo Marc, de 3 años y medio, ahora a punto de finalizar P-3 tiene muy claro qué cosas no le salen bien y … a veces siente frustrado, triste y enfadado por ello. 


Le cuesta realizar el número 1, el 2 o el 3 en una hoja en blanco – y a mi no me extraña porqué todavía no tiene porqué saber hacerlo – pero en su clase lo han estado trabajando durante este curso. Lógicamente hay niños que ya lo realizan correctamente, pero él es uno de los muchos que todavía está en proceso, y no pasa nada. Pero, intento transmitirle, claro está, la idea de que pronto aprenderá a realizarlo correctamente al igual que sus amigos del cole. Así que en casa, cuando no está muy cansado, solemos trabajamos también alguna ficha de grafomotricidad de los números. Repasando no hay problema, lo hace perfectamente y eso le motiva!!! Así que reforzamos su autoestima a la vez que aprende a realizar el número.


Muchas veces, la forma en la que nuestros niños se definen es un fiel reflejo de los que ven y oyen en casa. Así que si nosotros nos mostramos muy quejicas con nuestro hijo quizás y muy probablemente él también se muestre quejica. Siguiendo con el ejemplo de mi hijo, si yo me muestro muy desilusionada porqué no sabe hacer correctamente el número 1, muy probablemente le estoy diciendo que no va a ser capaz de hacerlo bien y que no confío en sus aptitudes. Lo cual influirá negativamente en su autoconcepto. Es por este motivo que los miembros de la familia (papás, hermanos y abuelos) hemos de ejercer de modelo para el niño que está en pleno proceso de desarrollo.

El autoconcepto académico de nuestros niños irá desarrollandose a lo largo de los primeros años de escolarización, influyendo sobre su rendimiento escolar  y viceversa. Es decir, un alumno que cree en sus aptitudes trabajará para obtener buenas calificaciones, y a su vez estos buenos resultados colaboraran en la formación de imagen de buen estudiante que ha ido elaborando con el tiempo.


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Sara Tarrés

Soy Sara Tarrés, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, con Máster en dificultades del aprendizaje (ISEP) y Postgrado en Psicopatología infantojuvenil (ISEP). He trabajado como asesora y orientadora de padres y maestros en diferentes escuelas concertadas de Barcelona y como reeducadora de niños que presentaban diferentes dificultades en su aprendizaje. Actualmente dirijo Mamá Psicóloga Infantil desde donde oriento a padres en temas de crianza, desarrollo y educación. Esto me permite compaginar mi faceta de madre a tiempo completo sin dejar de lado mi actividad profesional.