El cole empezó hace unos meses. Los niños que empezaban este curso cada vez están más adaptados y los llantos en la puerta de entrada cada vez son menos frecuentes. Pero … ¿qué hacer cuando súbitamente no quiere ir cole cuando iba tan tranquilo?. ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué sucedió que hoy mi hijo se agarra de mi cuello y me grita «mamá no quiero ir al cole!»?

no quiere ir al cole

Si te ha sucedido esto te interesará este artículo ya que trata sobre algunas de las causas o los motivos por los cuales muchos niños se resisten a ir al cole con todas sus fuerzas. Algunas son muy sencillas y fácilmente se vuelve a la rutina, otras en cambio requerirán más esfuerzo y comprensión para buscar su solución.

 

Causas más frecuentes por las que los niños no quieren ir al cole:

1. Después de un período de vacaciones, un fin de semana largo, después de Navidad o Semana Santa, o unos días en los que ha estado enfermo.

Es frecuente que después de unos días en casa con nosotros, nuestros hijos se resistan a volver a la rutina de levantarse pronto y volver a las obligaciones y actividades del día a día. En este caso, no queda otra que tener un poco de paciencia y volverse a adaptar al despertador. 

En este caso y para profundizar un poco más recomiendo la lectura del artículo Preparando la vuelta al cole escrito en este mismo blog o ‘Volvemos al cole’, un artículo que preparé para el blog de www.babyradio.es

2. Acontecimientos familiares que influyen en nuestro hijo.

La llegada de un hermano, cambios de domicilio, separaciones, muerte de algún familiar, una enfermedad de papá o mamá, … influyen en el sentimiento de seguridad de nuestros hijos. Este tipo de situaciones pueden provocar que los niños no tengan ganas de ir al cole porqué prefieren quedarse en casa con nosotros, lugar donde se sienten más seguros. 

En estos casos debemos actuar con respeto, cariño y sensibilidad, aportándoles el máximo de seguridad y confianza, respondiendo a todas las preguntas, temores y dudas que puedan surgir al mismo tiempo que les debemos hacer entender que deben volver a sus obligaciones del día a día.

3. Problemas con los compañeros.

Es posible que en clase haya un niño (o varios) que las haya tomado con nuestro hijo o sencillamente que haya el típico «matón» de la clase. 

En estos casos lo mejor es hablar con la maestra o maestro y comentar el caso para poner freno a la situación. Es probable que ya esté tomando alguna medida al respecto pero lo primero es informar de lo que sucede para que se garantice el bienestar y la seguridad del niño. Si no lo acabamos de ver claro, el segundo paso será hablar con la dirección y por último, como medida extrema plantearnos un cambio de centro. Este último punto lo debemos sospesar bien y debe ser el último recurso. 

4. Problemas con el profesor.

Al igual que en el punto anterior lo primero es hablar con la maestra o maestro y exponerle el caso, dialogando con tranquilidad y con ganas de solucionar el problema. Debemos tener confianza en estos profesionales, que normalmente son personas muy cualificadas y preparadas para su trabajo. Pero en ocasiones es posible que hayamos dado con una que … no lo es tanto.

En estos casos lo mejor es consultarlo con otros padres y/o la dirección del centro. Como en el anterior caso el cambio de centro es la última de las medidas porqué quizás con un cambio de clase se puede solucionar el problema.

5. Ansiedad de separación.

Hay niños que les angustia mucho estar separados de sus padres y de casa. Es posible que a principios de curso no hayamos notado nada pero a medida que van pasando los días el niño vaya acusando cada vez más esta separación y el malestar se vaya volviendo más difícil de llevar. 

Como en los anteriores casos la fórmula es comprensión y dosis de cariño y amor, junto con la firmeza de hacerles comprender que debe volver a las rutinas. Pasar tiempo con el niño, pero fuera del horario escolar, jugar con él, aportarle seguridad y confianza irán tranquilizando a nuestro hijo.

6. Problemas de adaptación.

Algunos niños les cuesta más que a otros adaptarse al entorno escolar, un entorno nuevo y con nuevas obligaciones. Algunos enseguida cogen las rutinas pero en cambio otros tardan mucho más, sobretodos si se trata de niños inmaduros o sobreprotegidos.

Para estos casos debemos hablar con la maestra o maestro para exponerles la situación. También deberíamos revisar nuestro modo de actuar con nuestro modo de proceder con nuestro hijo. Algunas madres se sienten celosas del tiempo que pasan sus hijos con la maestra (quien se ha convertido en una figura de referencia muy importante), otras les cuesta separarse se sus hijos o confiarlos a otras personas … 


Conclusión.

En definitiva sea cual sea el motivo por el cual nuestro hijo no quiere ir al cole, debemos ser comprensivos y  animar a nuestro hijo a que nos explique cuál es el problema. Dejar que se explique sin agobiarle a preguntas, cuando debamos preguntar dejar espacio para que pueda responder, a ser posible con algo más que un simple «sí» o «no», formulando para ello preguntas abiertas.

Por otro lado debemos contar siempre con la colaboración de la maestra o maestro, colaboración que siempre va en beneficio de nuestros niños.

Si creemos que el niño está muy cansado y pensamos que dejarlo en casa un día para que descanse y se sienta mejor, podemos hacerlo, siempre y cuando eso sea una excepción y no se vuelva una rutina cada vez que el niño dice que no quiere ir al cole.


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Sara Tarrés

Soy Sara Tarrés, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, con Máster en dificultades del aprendizaje (ISEP) y Postgrado en Psicopatología infantojuvenil (ISEP). He trabajado como asesora y orientadora de padres y maestros en diferentes escuelas concertadas de Barcelona y como reeducadora de niños que presentaban diferentes dificultades en su aprendizaje. Actualmente dirijo Mamá Psicóloga Infantil desde donde oriento a padres en temas de crianza, desarrollo y educación. Esto me permite compaginar mi faceta de madre a tiempo completo sin dejar de lado mi actividad profesional.