
“¿A qué edad empezó a hablar tu bebé?”
“¿Cuáles fueron sus primeras palabras?”
“¿Cuántas sabe y dice ya?”
Estas son algunas de las preguntas que frecuentemente nos hacemos las mamás unas a otras en busca de respuestas que nos ayuden a establecer si la evolución que tiene nuestro pequeño es la normal o no. Muchas veces nos preocupamos sin motivo, porqué cada niño tiene su propio ritmo en la adquisición del lenguaje oral pero otras parece que la preocupación tiene sentido.
En algún que otro foro he leído que esto de contar las palabras de los niños es una pérdida de tiempo, y puede que sea así para los que su hijo ha empezado pronto a hablar, pero para las familias que observan que su hijo tiene un desarrollo algo atípico, lento, diferente… es lógico y natural que les preocupe y anoten cada una de las palabras que su pequeño va adquiriendo poco a poco.
La variedad de problemas del lenguaje que los niños pueden desarrollar es muy amplia, el T.E.L o el Trastorno Específico del Lenguaje es uno de ellos, y se define por tener dificultades al adquirir el lenguaje, siendo e desarrollo del niño totalmente normal. Este tipo de trastorno del lenguaje afecta entre un 2% y 7% de la población infantil, afectando más a los niños que a las niñas.
Los niños con T.E.L son niños con una evolución normal, sin ningún tipo de alteración sensorial, motora, afectiva o neurológica pero, que sin embargo, presentan dificultades en la adquisición del habla.
¿Cómo se define el Trastorno Específico del Lenguaje (T.E.L) y qué características presenta?
Se trata de un retraso en la adquisición del lenguaje en el que aparecen algunas de estas características:
- Adquisición tardía de las primeras palabras (papá, mamá, agua,…).
- Tras la adquisición de estas primeras palabras, en algunos casos éstas se pierden, es decir dejan de decirlas.
- Se producen parones en el desarrollo lingüístico, hay un periodo en el que pareció que evolucionaba correctamente para luego estancarse.
- Limitación del desarrollo del vocabulario.
- Presentan dificultad en la elección de las palabras adecuadas y suelen sustituirlas por otras.
- Utilizan muy pocas palabras generales.
- Observamos una falta de fluidez en as frases o en la capacidad de ordenar secuencias.
- Puede que la comprensión esté afectada (aunque sea de forma leve), si es así, la expresión también lo estará, por lo que será más probable que existan problemas sociales y de conducta. Trastorno mixto del lenguaje receptivo – expresivo.
Para que el retraso de la adquisición del lenguaje sea considerado como T.E.L ha de cumplir además estos criterios:
- Edad lingüística de 1 año por debajo de su edad cronológica o mental (inteligencia no verbal)
- Edad de comprensión al menos 6 meses por debajo de su edad cronológica o edad de desarrollo mental.
- Edad de desarrollo expresivo 1 año por debajo a su edad cronológica o a su edad de desarrollo no verbal.
¿Cuándo debemos alarmarnos? ¿A qué edad aparece el T.E.L?
El T.E.L suele aparecer después de un periodo de desarrollo normal de nuestro hijo, pero en el que observamos que el lenguaje no aparece cuando debiera.
La edad media para detectar estas señales de alarma suele estar entre los 24-30 meses. Por lo general somos los padres quienes lo detectamos y damos la voz de alarma.
En estas edades ya no podemos decir, “¿Ya hablará!”. Aquí, en este punto debemos estar muy atentos a su desarrollo y consultar con el pediatra.
Severidad del T.E.L.
Las dificultades o alteraciones lingüísticas varían según la gravedad y edad del niño, al igual que su pronóstico.
El T.E.L tiene diferentes grados de afectación, no influye en el diagnóstico pero si en el tratamiento y en el pronóstico.
Podemos encontrar niños con una gran afectación mientras que otros presentan dificultades leves o moderadas. Los primeros tendrán mayores problemas para adquirir el lenguaje, siendo su evolución más lenta mientras que en el segundo caso evolucionarán rápidamente.
¿Qué puede hacer la familia para ayudar al niño con T.E.L?
- Evitar la sobreprotección o el rechazo.
- Estimular y potenciar sus capacidades.
- Ayudarles en su autonomía personal.
- Reforzar sus logros personales.
- Ofrecerles modelos lingüísticos adecuados.
- Usar sistemas aumentativos y alternativos de comunicación (SAAC)
- Utilizar apoyos visuales: agendas, reguladores de conducta.
- Verbalizar tanto órdenes y demandas como sentimientos, sensaciones, experiencias.
- Hablar más despacio.
- Pedirles que nos miren a los ojos.
- Respetar los turnos de palabra.
- Utilizar gestos naturales para facilitar la comprensión.
- Utilizar frases simples pero correctas.
- No responder por él, dejar que se exprese libremente.
- Evitar enunciados desordenados o interrumpidos.
- …
Intervención o tratamiento.
Los métodos de intervención en el lenguaje se basan en la interacción terapeuta-niño implicando paralelamente a todas las personas que tienen contacto con él: abuelos, hermanos y muy especialmente a los padres, que son las que apoyarán el tratamiento fuera de la sesión.
En este proceso el niño se tiene que ver inmerso en un aprendizaje activo, por lo que en la terapia se preparan diferentes situaciones de aprendizaje que ofrecen al niño la oportunidad de practicar habilidades nuevas que va adquiriendo.
Fuentes consultadas:
Manual de Psicología clínica infantil y del adolescente. Trastornos específicos. Vicente E. Caballo, Miguel Ángel Simón. Ed. Pirámide.
Psicopatología infantil y de la adolescencia. Carlos Almonte, Mª. Elena Montt, Alfonso Correa. Ed. Mediterráneo.
Manual para padres con hijos con Trastorno Específico del Lenguaje. ATELMA (Asociación de personas con Trastorno Específico del Lenguaje de Madrid)
Para conocer más:
http://www.atelma.es/
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