La Navidad es un momento especial, sobre todo para los niños. Su ilusión se se desborda y sus nervios están a flor de piel. Es una época que llena de entusiasmo, encanto, fascinación y magia el mundo interior de los más pequeños. Sobre todo a partir de los 2 – 3 años. Hoy hablamos de nuevo de Navidad y niños porque éstas son fechas en las que ellos cobran un especial protagonismo.
Los niños se alteran en Navidad
En el cole o en la escuela infantil los niños trabajan distintos conceptos relacionados con la Navidad. Durante semanas preparan festivales, realizan fichas o trabajos manuales relacionados con esta época del año.
Y, lógicamente, durante todo este periodo preparatorio los niños van alterándose poquito a poquito. Su nerviosismo crece y se alimenta día a día. Y es que es normal, lógico y esperable en niños de entre 2 y 6 años.
Están emocionados, nerviosos, intranquilos, alterados, preguntando cuanto falta para Navidad y si ha llegado ya Papá Noel.
Por otro lado, la publicidad en televisión también contribuye a este nerviosismo. Desde primera hora de la mañana hasta la última de la tarde hay publicidad dirigida a los más pequeños. Publicidad cargada de juguetes que captan la atención de nuestros niños y que ilusionados con todo lo que ven exclaman:
«yo quiero esto, mami», «voy a pedir aquello a los Reyes», «¿Por qué no hacemos la carta a los Reyes Magos hoy, mami.?», «¿Y cuando van a venir?, tenemos que prepararles comida», ….
Y así una interminable lista de frases con el yo quiero y cuánto falta para.
Y es que todos buscamos los mejores regalos de navidad para niños y así poder incluirlos en las cartas que con tanta ilusión preparamos conjuntamente.
Navidad y niños es sinónimo de emociones desbordadas, de nervios a flor de piel, de ilusión, de impaciencia … No solo en ellos, también los más mayores.
De modo que, papás, mamás y educadores debemos cargarnos de mucha tranquilidad y paciencia, porque durante estos días los niños se comportarán de un modo diferente, exaltados, nerviosos, a veces incontrolables …
No lo pueden evitar.
Pero con esto no quiero decir que no debamos seguir manteniendo las normas y los límites claros. Per sí que:
- podemos y debemos ser algo más tolerantes y flexibles.
- Permitirles que descarguen su intranquilidad y nerviosismo de un modo adecuado:
- dejar que canten todo aquello que quieran,
- toquen la pandereta si les apetece (sin molestar a nadie, claro está),
- que salten y brinquen,
- que corran o bailen.
Consideraciones finales
Estos son unos días muy especiales para los niños, algunos están preparando con mucha ilusión su festival de Navidad y, los adultos debemos ser conscientes que toda esta preparación más las luces que iluminan ahora las calles de las ciudades y pueblos, más la publicidad en televisión y el aire navideño que ya se empieza a respirar por doquier altera a nuestros hijos sin que podamos evitarlo del todo.
Paciencia. La Navidad es una vez al año y merece la pena que los niños la disfruten con toda su alegría, aunque esta se desborde de vez en cuando.
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