Mamá Psicóloga Infantil

Trastornos madurativos en la infancia

¿Qué es un trastorno madurativo? ¿De qué estamos hablando extactamente cuando hablamos de este tipo de problemática? ¿Qué síntomas puedo observar como madre o padre? ¿Qué debo hacer y dónde acudir? Hoy trato de aclarar estas dudas en este post.

Trastorno madurativo

Es posible que hayas oído hablar sobre los trastornos madurativos o trastornos de desarrollo. Puede que, como padre o madre, se lo hayas oído a alguien o puede que te lo hayan dicho en referencia a tu hijo.

Y, es bastante probable, que no sepas muy bien qué te están queriendo decir o si lo que te dicen es grave, es normal, necesita que des algún paso más.

Los padres generalmente estamos perdidos en muchos aspectos. Pero sin duda aquellos que hacen referencia a cuestiones neurológicas, nos asustan más. Hoy llega a mis manos una excelente opinión que te permitirá salir de dudas y saber cómo actuar.

Para tu tranquilidad te traemos la opinión de un experto, Manuel Antonio Fernández, el neuropediatra con la experiencia que necesitas para salir de dudas.

Trastorno madurativo ¿Qué es?

Antes de alarmarte si sospechas que tu hijo está sufriendo un problema o trastorno madurativo o del desarrollo deberás acudir a un especialista que, tras una valoración, te dirá qué sucede. Aunque en la mayoría de los casos no hay detrás ningún problema serio, en otros podemos encontrarnos causas graves como los trastornos del espectro autista.

Pero antes de generar alarmas innecesarias es importante definir conceptos.

Las principales causas de las alteraciones del desarrollo madurativo infantil son:

  1. El Retraso Psicomotor Simple o Retraso Madurativo Simple
  2. Los Trastornos del Espectro Autista / Autismo.
  3. También podemos encontrarnos otra variante particular como el Síndrome de Asperger.

Según la edad en la que aparezcan, pueden simular otros y ser muy difíciles de detectar. Generalmente, provocan:

En caso de que no se detecten a tiempo, las consecuencias a largo plazo pueden ser muy negativas y provocar una evolución desfavorable.

Debido a ello, lo más importante es conseguir un diagnóstico precoz que permita tomar las medidas adecuadas en cada caso.

El Retraso Madurativo Simple

El Retraso Piscomotor Simple se refiere a una evolución más lenta de lo habitual en alcanzar los diferentes pasos del desarrollo madurativo normal en los primeros 3 años de vida.

Hay que diferenciar el Retraso Psicomotor Global, (que afecta tanto al área motora como al área social y comunicativo), del Retraso Psicomotor Específico de un área (lenguaje, motor o social).

En función de qué área esté alterada, y de cómo de intensa sea esa afectación, debemos valorar la posible causa, las actuaciones a tomar y el pronóstico supuesto.

En ocasiones, el retraso psicomotor es el antecesor de otros cuadros como los trastornos del lenguaje, de la coordinación, el TDAH…

El Autismo y los Trastornos del Espectro Autista

Los Trastornos del Espectro Autista son un conjunto de patologías de origen principalmente genético en el que se producen alteraciones del funcionamiento cerebral que provocan dificultades en la comunicación con los demás (verbal y no verbal), limitaciones en la capacidad de socialización (incapacidad para relacionarse con los demás) y conductas repetitivas e inflexibles.

La intensidad de estas dificultades puede ser muy variables y, por lo tanto, provocando problemas muy variables y de muy diferente índole. Podemos encontrar casos muy leves y otros muy graves.

Además, los chicos con TEA también pueden presentan TDAH (signos de hiperactividad, problemas de conducta o de concentración).

El Síndrome de Asperger

El Síndrome de Asperger es un tipo especial de Trastorno del Espectro Autista en el que se asocian los siguientes aspectos:

El Síndrome de Asperger también se puede asociar al TDAH y requerir en ese caso una valoración y in tratamiento específico.

La edad, un factor clave

Para cada uno de estos trastornos es fundamental tener en cuenta aspectos relacionados con la edad.

De una forma o de otra, cuanto antes se valore la evolución del desarrollo de tu hijo, antes podrás saber en qué situación se encuentra y qué hace en ese momento para ayudarle.

¿Qué debo hacer si mi hijo tiene un trastorno del desarrollo o dificultades de maduración?

Si tu hijo tiene dificultades de maduración o desarrollo deberías averiguar por qué. Si tiene alguno de los problemas anteriores, estás perdiendo el tiempo.

Empieza ahora mismo a actuar para poder averiguar cuál es y comenzar a ponerle una solución.

Estos son los pasos que tienes que seguir.

  1. Valorar el Nivel de Desarrollo Madurativo
  2. Valorar el Riesgo de Trastorno del Desarrollo (Autismo / Trastorno del Espectro Autista.
  3. Valorar la existencia de Síndrome de Asperger.

Para cada una de estas 3 situaciones, sigue estos pasos:

• Hay una serie de escalas de evaluación de riesgo que te pueden ayudar de forma muy rápida y sencilla a valorar cada situación
• En función de la edad, hay que valorar unos síntomas u otros
• Según el resultado de la escala de evaluación, se determina el riesgo y la actitud a tomar.

Para realizar estos tests y ayudarte en el proceso cumplimentación, Manuel Antonio Fernández ha creado una guía en la que ha incluido toda la información de este artículo junto con otros puntos de interés que seguro te ayudan a orientar de una vez por todas la situación de tu hijo.

Sobre Manuel Antonio Fernández

Tras estudiar la Licenciatura en Medicina en la Universidad de Cádiz y especializarse en Pediatría en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, se decantó por la Neurología Pediátrica en una de las mejores unidades del país y una de las pocas acreditadas oficialmente.

Eligió dedicarse a esta especialidad dentro de la Pediatría por las características de los pacientes y las familias con las que trató en el hospital.
Cuando todavía era solo un MIR en formación, vivió algunas experiencias que lo marcaron a fuego y decidieron el camino que lo llevó hasta el TDAH, los TEA y los trastornos de conducta y aprendizaje.

Sin duda alguna, uno de los mayores aprendizajes los consiguió a medida que escuchaba lo que las familias de los niños compartían con él.

Cree firmemente que el pediatra debe creer en los padres y en su testimonio hasta que se demuestre lo contrario, aunque las pruebas médicas no arrojen resultados definitivos.

¿Por qué?
Sencillamente porque son ellos los que mejor conocen a sus hijos, los que detectan los cambios de comportamiento y actitud y los que reconocen de forma inmediata cuándo algo no va bien.


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