Una de las cuestiones más frecuentes que llegan a Mamá psicóloga Infantil es precisamente por qué no me hace caso mi hijo. Ciertamente, esta es una de las preguntas que más oigo, leo y también me formulan.
Al igual que tú, que ahora me lees, son muchos los padres y madres que en algún momento nos formulamos esta pregunta. Y, al igual que tú, desesperados buscamos información de por qué, llegados a este momento evolutivo, nuestros preciosos angelitos parece que dejan de serlo y se convierten en niños desobedientes ya sea por sistema o por evolución. Hoy en Mamá Psicóloga Infantil reflexiono a tu lado sobre por qué los niños y niñas, a partir de los 2 años, parece que no nos hagan caso.

Consideraciones previas
Muchos o algunos de nosotros, papás y mamás que queremos educar de la mejor manera posible a nuestros hijos, hemos leído u oído a hablar de los 2 terribles años. O de la pequeña adolescencia. De las rabietas y pataletas y de la crisis de oposicionismo que se inicia a partir de este momento.
Otros padres, por el contrario se encuentran por primera vez, sin saber nada, con niños que empiezan a desobedecerles. Niños que se enfadan y se tiran por el suelo. Niños que ante cualquier petición que les hagamos contestan con un “NO, NO QUIERO”, niños tercos y testarudos que se niegan a hacer lo que les pedimos.
Una terquedad, desobediencia y negación sistemática que forma parte del correcto desarrollo de nuestros hijos. Que esto que tanto les disgusta forma parte de la creación de la personalidad de nuestros pequeños que necesitan reafirmar su floreciente yo.
Motivos por los que no me hace caso mi hijo de 2 años
Tras el segundo cumpleaños, nuestros hijos necesitan reafirmar sus logros y su autosuficiencia. Ya saben hacer muchas cosas y reclaman cada vez más hacer cosas ellos solos. Ya saben caminar perfectamente solos, comen solos, hablan e incluso pueden colocarse alguna pieza de ropa sencilla.
Por tanto, hay que recordar que, cuando nuestro hijo de 2 años nos desobedece o se niega a realizar lo que le pedimos, está reivindicando su independencia recién estrenada.
Quieren y piden ser cada vez más autónomos e independientes. Algo que choca con el entorno donde viven ya que todavía no son capaces de poder andar por el mundo solos.
El niño de 2 años, protestón, negativista, terco y testarudo puede ser un gran provocador. Sí, pero entendamos que tras sus respuestas hay algo muy importante: saber decir no y defender sus propios deseos e intereses. Una gran herramienta que le ayudará mucho en la vida.
Sin embargo, y dicho todo esto, no pretendo que se entienda que debemos dejar que nuestros hijos hagan todo aquello que les viene en gana, entender las protestas no significa que cedamos ante ellas. Es decir, no se trata de dejar que nuestros hijos se conviertan en unos tiranos, sino de mantener el control de la situación.
Debemos dejarles tiempo para que puedan hacer las cosas por sí solo. Pero también debemos enseñarles que sus enfados o rabietas no conseguirán hacernos cambiar de opinión si lo que piden es algo que les pone en peligro.
La paciencia, como ingrediente fundamental en la crianza y educación de nuestros hijos, nos ayudará a superar muchas de las situaciones y pequeños conflictos que se nos plantean con nuestros hijos, tan habituales en esta etapa de los 2 a los 4 años.
Cuando tu hijo no hace caso no lo hace para fastidiarte. Lo hace porque es su forma de ganar confianza y autonomía.
A continuación te sugiero una serie de libros que pueden ayudarte
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Consideraciones finales
Llegados a este punto, vale la pena reflexionar qué es lo que queremos lograr con la educación de nuestros hijos y pensemos sobre qué hacer cuando nos desobedezcan la próxima vez:
¿Queremos hijos sumisos y asustados que obedezcan y actúen por miedo a al castigo? ¿Matones que respondan con agresividad y enfado ante cualquier frustración imitando nuestros comportamientos? o ¿Queremos hijos que crezcan seguros, flexibles e imaginativos, … en un entorno que entiende su desarrollo, sus necesidades y sus inquietudes?
Una de las palabras favoritas del niño de 2 años es el “NO”. Y con el no crece y se desarrolla como persona. Reivindica que es un ser distinto a nosotros, con sus gustos, preferencias, deseos y ganas de hacer.
Problemente ahora ya entiendas un poco más por qué no hace caso tu hijo y con ello espero que puedas empatizar más con su forma de actuar.
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