Quizás este término de padres “fundamentalistas” te parezca extraño o excesivo. Lo entiendo perfectamente, pero la verdad es que define una actitud vital de algunos padres y madres actuales. Esos padres tan involucrados en saber y conocer mejor a sus hijos que caen en el error de creer y aplicar a pies juntillas todo aquello que leen sobre alimentación, sueño, temperamento, comportamiento infantil y un sin fin de temas relacionados con la relación entre padres e hijos.

El término padres “fundamentalistas” no es mío, es más, lo leo por primera vez en el libro del Dr. Álvaro Bilbao “El cerebro del niño explicado a los padres“, un libro muy recomendable que tienes reseñado en el blog. Y si hoy os hablo de ellos, de los padres “fundamentalistas”, es porque leyendo el libro que os menciono y reflexionando sobre ello, me ha parecido un término muy adecuado. Sí, muy propio de lo que viene sucediendo en muchos casos, en muchas madres y padres. Os explico mi visión del asunto.
¿Por qué surgen los padres “fundamentalistas”?
Cierto es que en el afán de saber y conocer más sobre el cuidado y la educación de nuestros hijos somos muchos los padres que buscamos información en libros y manuales. Pero también en internet y las redes sociales.
Afortunadamente hoy en día vivimos en esta sociedad de la información donde podemos encontrar respuestas a prácticamente todas las preguntas que nos formulemos sobre:
- cuánto debe comer un bebé de 6 meses,
- cuántas horas debe dormir a los 18 meses,
- hasta cuándo debe tomar el pecho,
- o sea lo que sea que nos preocupa o inquieta.
Todo esto que en un principio es positivo puede volverse contraproducentes si no le aplicamos una buena dosis de sentido común. Sentido común que hemos ido perdiendo junto con la confianza en nosotros mismos sobre nuestra capacidad para criar y educar bien a a nuestros hijos.
Coincidiendo con el Dr. Álvaro Bilbao, debo señalar que detrás de estos padres “fundamentalistas” hay unos padres bien intencionados que basan sus creencias en teorías con base científica (en la gran mayoría de casos) pero en otros muchos han sido mal interpretadas o llevadas al extremo. Y en este último sentido lamento decir que cada día leo más y más
Padres “fundamentalistas” de … la lactancia materna, del colecho, de dejar llorar al niño para que se duerma. Padres “fundamentalistas” de teorías conductistas o psicoanalístas, padres “fundamentalistas” que entonan himnos anti lo que sea diferente a lo que ellos creen…
Las buenas intenciones de los padres “fundamentalistas”
En definitiva padres “fundamentalistas” llenos de buenas intenciones que buscando lo mejor para sus retoños en muchas ocasiones pierden el sentido común. Y de este modo olvidan también el instinto materno o paterno. Un sentido que forma parte del sentido común, siempre tan necesario para educar bien.
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Volviendo a las palabras del Dr. Álvaro Bilbao, si criar un hijo fuera tan complejo la humanidad se hubiera extinguido hace millones de años. Si el ser humano ha llegado hasta aquí es porque no hay que seguir milimétricamente ninguna teoría, ni pesar todos los alimentos que toma el bebé ni contar los minutos que pasa en brazos.
Si criar un hijo fuera tan complejo la humanidad se hubiera extinguido hace millones de años
Álvaro Bilbao
Si un bebé llora desconsoladamente porque no sabe dormir solo, no ocurrirá nada malo si lo consolamos en nuestros brazos. Llora porque es su forma de comunicar su malestar y nuestra función como padres es proporcionarle consuelo por más que hayamos leído en un manual que no hay que mal acostumbrarle durmiéndolo en brazos.
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Teorías llevadas al extremo …
¿Cuántas madres a lo largo de los millones de años de evolución habrán dormido a sus retoños en brazos sin tener que cuestionarse si lo hacían bien o mal? ¿Cuántos bebés habrán dormido en los regazos de sus madres sin que ningún pediatra “fundamentalista” haya escrito que eso provoca graves consecuencias?
Y lo mismo que digo sobre el sueño lo digo sobre la lactancia materna o sobre las formas de corregir algunas conductas incorrectas de nuestros hijos. Hay quienes defienden a capa y espada el tan polémico rincón de pensar. Otros no permiten que sus hijos tengan ninguna rabieta colmándoles con todo lo que piden para que no sufran, algunos llevan a sus hijos en brazos hasta más allá de los 2 años sin permitir que toquen el suelo mal interpretando la teoría del apego …
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Y la verdad es que en cualquier teoría en las que se basan los diferentes tipos de educación y crianza hay cosas buenas y cosas menos buenas por lo que no es bueno caer en los extremismos.
Que los niños necesitan límites y normas es algo innegable, pero ¿cuántos: muchos, pocos? Que el niño debe aprender a ser autónomo, cierto ¿pero cómo y cuando? …
Para terminar
Mi consejo es que debemos encontrar el término medio sin caer el error de aplicar todo al pié de la letra, una cosas son las teorías y otra los niños de carne y hueso. Debemos recuperar nuestro sentido común y volver a creer en nuestra capacidad innata de cuidar y criar de nuestros hijos. Todo es mucho más sencillo de lo que parece.
En definitiva, debemos encontrar el término medio sin caer el error de aplicar todo al pié de la letra.
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Referencia bibliografica: El cerebro del niño explicado a los padres. Dr. Álvaro Bilbao. Editorial Plataforma Actual.
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