Lamentablemente todos conocemos casos de niños sin límites. Niños sin límites que al llegar al cole ejercen un poderoso efecto negativo sobre los demás. Niños con caracteres fuertes o sencillamente mal educados. Y cuando digo mal educados lo digo con todo el sentido de mala educación. El exceso de permisividad y la falta de autoridad de algunos padres da lugar a niños sin límites que navegan por el mundo tropezándose con el resto de niños. Esos últimos con padres que intentan educarles, con mayor o menor acierto, en valores tan importantes como el respeto, el compañerismo, la bondad y la amistad.

niños sin límites
(c) Can Stock Photo / Lopolo

La educación de nuestros hijos no se delega

Que no debemos delegar la educación de nuestros hijos solo en la escuela se dice y se repite hasta la saciedad. Es en casa donde se educa. Es en casa donde se debe empezar a poner límites y no esperar a que alguien nos llame la atención.

Los niños, sencillamente son niños y aprenden por imitación. Hacen lo que ven hacer en casa y en su entorno más cercano. La escuela es también uno de esos entornos cercanos donde niños sin control desestabilizan el grupo, ejerciendo su liderazgo negativo, captando la atención de los demás y distorsionando las actividades diarias. Y está claro que muchos copian esos comportamientos y se los llevan a casa. Es aquí donde debemos decir basta. Familia y escuela debemos trabajar conjuntamente y no hacer la vista gorda ante la agresividad, la humillación y la falta de respeto.

No vale con cerrar los ojos y mirar hacia otro lado. No hay bastante con pensar o decir que son niños en proceso de formación y que las etiquetas son malas. Ciertamente las etiquetas suelen picar y escocer, no nos gustan a nadie y por eso tendemos a cortarlas. Pero las etiquetas nos dan mucha información sobre cómo actuar con el tipo de material com el que estamos trabajando, con los niños y con los padres suele ocurrir lo mismo.

Hay que trabajar el autocontrol como padres pero también hay que inculcarlo a los hijos. Hay saber qué rol ejercemos y cómo lo llevamos a cabo. No basta con vivir con los niños, hay que educarlos para que sepan vivir y convivir.

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Antes de continuar te invito a participar en una breve encuesta que estoy realizando para conocer cuáles son las principales preocupaciones que tenemos sobre nuestros hijos. Se trata de un sencillo cuestionario que te llevará menos de 5 minutos en contestar. Recuerda, si su preocupación no aparece reflejada puedes añadirla en la opción otras. Tu opinión nos importa. Anímate a participar.


Niños sin límites, padres sin autoridad.

Estos niños sin límites a los que me refiero hoy son la consecuencia directa de la falta de autoridad, de unos padres inmaduros que pretenden ser más amigos de sus hijos que ser padres. Porque ser padres significa guiar, contener, poner límites, decir no, explicar lo que está bien y lo que no. Ser padres significa esforzarse más allá de proporcionarles abrigo, cobijo y alimentación a nuestros hijos. Ser padres significa también asumir el conflicto y no solo divertirse con ellos.

Los niños sin límites son pequeños tiranos, pequeños dictadores que no entienden de respeto hacia los demás. Niños con conductas groseras y violentas. Niños faltones e irrespetuosos. Unos pequeños matones que van de aquí para allá sin importarles absolutamente nada. Niños a los que les faltan muchos nos y probablemente más atención parental.


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¿Cómo actuar cuando convives con niños sin límites?

La actuacción como padre o madre de un niño que convive con otro sin límites es seguir educando al propio en los valores en los que creeis como familia. Enseñarle a distinguir entre lo que está bien y lo que no, entre lo que se permite y lo que no en casa y fuera de ella.

Si el mal comportamiento del niño sin límite afecta a tu hijo habla con la tutora y exponle claramente la problemática. No es cuestión de buscar culpables más bien de poner soluciones.

A modo de conclusión

Ser padre/madre es un trabajo complejo, que exige mucha dedicación y que en más de una ocasión no nos sentimos sobrepasados a la hora de ejercerlo. Sin embargo, es imprescindible que ofrezcamos a nuestros hijos modelos de conducta adecuados y que tengamos claras las normas y límites que queremos transmitirles. Recuerda que éstas les aportan seguridad y confianza y que, lejos de traumatizarles, les ayudan a crecer y madurar.

A veces, por miedo a contrariar a nuestros hijos y creyendo que la infancia es demasiado corta como para dejar que sufran o se frustren, ejercemos de manera muy laxa nuestro papel, sobreprotegiéndoles.


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Te invito también a seguir leyendo otros de mis artículos escritos en esta sección que lleva por título Ser padres.

Sara Tarrés

Soy Sara Tarrés, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, con Máster en dificultades del aprendizaje (ISEP) y Postgrado en Psicopatología infantojuvenil (ISEP). He trabajado como asesora y orientadora de padres y maestros en diferentes escuelas concertadas de Barcelona y como reeducadora de niños que presentaban diferentes dificultades en su aprendizaje. Actualmente dirijo Mamá Psicóloga Infantil desde donde oriento a padres en temas de crianza, desarrollo y educación. Esto me permite compaginar mi faceta de madre a tiempo completo sin dejar de lado mi actividad profesional.