Mamá Psicóloga Infantil

El niño terco y testarudo. La testarudez del niño de 2 a 4 años.

Hay etapas en el desarrollo de nuestros hijos e hijas en las que los padres creemos tener un niño terco y testarudo, porque vemos como insiste una y otra vez con lo mismo. Una etapa en la que además su palabra preferida parece ser “no”. Lo quiere todo al momento y no entiende las negativas de los demás. Es una etapa donde las rabietas son frecuentes y aunque te parezca otra cosa lo cierto es que necesitan reivindicar su recién estrenada independencia.

niño terco y testarudo

¿Qué define la testarudez del niño de 2 a 4 años?

Si crees tener un niño terco y testarudo sabrás que las cuatro frases anteriores pueden ser un pequeño resumen de este periodo que comprende de los 2 a los 4 años. 

  1. Un niño que insiste una y otra vez en lo mismo, da igual cuantas veces se lo hayamos dicho o explicado, él sigue insistiendo;
  2. A todo constesta que no: “no quiero vestisme”, “no quiero peinarme”, “no quiero macarrones”, “no quiero recoger”, y así hasta el infinito;
  3. un niño que lo quiero todo al momento; “mami agua”, “mami pipi”,”mami dibujos”, ….
  4. un niño que no entiende los puntos de vista de los demás porque aún tiene un pensamiento egocentrico.

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¿Cómo es el niño terco y testarudo? La difícil etapa de la testarudez infantil.

Si bien esta etapa es un momento de grandes progresos y logros también es un momento en el cual el niño de 2 a 4 años se muestra negativo, oposicionista, dominante, testarudo y suele reaccionar con frecuentes rabietas por casi todo. Rabietas generalmente ocasionadas por alguna negativa a sus deseos o como consecuencia de la frustración que supone darse cuenta de sus limitaciones-.

Tras el segundo cumpleaños, si nos fijamos, veremos como la palabra preferida de los niños parece seguir siendo el  “no”: “no quiero”, “yo no”, … Es la etapa que muchos psicólogos, pediatras, educadores y padres conocemos como la pequeña adolescencia.


En este periodo, los niños suelen manifestar también un alto grado de dominancia y pretender que sus deseos sean cumplidos al momento. Su pensamiento es egocéntrico y su modo de actuar egoísta. Pero es que el pensamiento infantil de esta fase se caracteriza precisamente por este egocentrismo.


Por tanto, y teniendo en cuenta lo expuesto hasta ahora, hemos de considerar que es totalmente normal que entre los 2 y 4 años de edad el niño se muestre terco y obstinado.

Las rabietas en los niños de 2 a 4 años

Tal y como hemos dicho, el niño descubre su “yo” y con él su voluntad. Aproximadamente a los 2 años de edad, muchos niños empiezan a manifiestan su malhumor, su oposicionismo y su terquedad a través de las más que famosas y temidas rabietas

Cualquier negativa de nosotros, los padres, les genera frustración, una frustración que les conduce a gritar, llorar y/o tirarse por el suelo llenos de rabia. 

Hay que contar con las rabietas como algo inevitable en los niños y niñas de 2 a 4 años.

Cuando aparecen las rabietas debemos saber manejarlas, superando los límites de la paciencia. Qué fácil es decirlo y qué difícil llevarlo a la práctica ¿verdad?.

Es cierto que el niño de 2, 3 o 4 años puede llegar a ser un agran provocador con sus actitudes negativistas o protestonas. Pero detrás de todo ello hay algo importante: la construcción de su personalidad.

Así podemos ver como nuestro hijo va siendo capaz de decir “no” y de expresar sus deseos o intereses, que a la larga van a ser una herramienta fundamental para su vida adulta. Otra cosa es que lo manifieste adecuadamente y en el momento oportuno, las circunstancias en las que nuestros hijos se muestran tercos y negativos a veces y hacen que perdamos el control ante un niño entestado en hacer las cosas por sí mismo y a su forma, justo en el momento que tenemos más prisa o el más inoportuno. ¿ Y cuando se acaba la paciencia? Pues debemos reponerla.


Ante estas situaciones puede ser útil esperar unos momentos antes de reaccionar, no se trata de que cedamos ante su voluntad si no de no olvidar que nosotros tenemos más recursos que ellos y podemos mostrarnos más flexibles. Esto les ayudará a crecer con más seguridad, enseñando con nuestro ejemplo a mostrarse más flexibles y reflexivos.



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