Jugar, reír, acariciar, cantar o bailar aumenta las competencias emocionales de nuestros hijos. Hemos hablado en distintas ocasiones y en varios artículos de este blog de la importancia del juego para nuestros hijos. También hemos visto los beneficios de las caricias, de los besos o de cantarles nanas a nuestros pequeños. En el artículo de hoy seguimos hablando de lo importante que es para ellos que pasemos un rato compartiendo juegos, de reírnos juntos, bailar o cantar canciones de cualquier tipo o estilo para su desarrollo emocional.

Competencias emocionales
(c) Can Stock Photo / fizkes

Jugar para aumentar las competencias emocionales

Tal y como hemos comentado en otros de los post que podéis leer en este blog, el juego es una oportunidad magnífica para reír junto con nuestros pequeños que no debemos desaprovechar. El juego fomenta también el sentido del humor y, por tanto, nuestras emociones llamadas positivas (aunque no hay emociones buenas o malas, solo que sus efectos son agradables o desagradables), tan necesarias para nuestro bienestar físico y emocional.

Siempre que tengamos ocasión de hacerlo deberíamos intentar jugar con nuestros hijos, sin crear dependencia. Es igual de importante que sepan jugar solos como compartir largos ratos de juego. El juego compartido con nuestros hijos fomenta experiencias emocionales muy positivas que contribuyen a mejorar nuestra relación con ellos y fomenta sus competencias emocionales.


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Es precisamente jugando que pueden aprender a

  • aumentar su tolerancia a la frustración.
  • Controlar su impulsividad.
  • Respetar los turnos. 
  • Escuchar con más atención.

Música y conexión emocional

Otro modo de conectar con nuestros hijos y estimular sus competencias emocionales es escuchando música. Escuchar música junto a nuestros hijos, su música o la nuestra, música clásica, tecno o disco, la que sea permite abrir la puerta a nuestras emociones. Algunas melodías nos permitirán tranquilizarnos, reducir nuestro estrés o sencillamente generarnos emociones positivas como la alegría.

Cantar y bailar ayuda a generar bienestar en todos nosotros, grandes y pequeños, por tanto permitamos unos momentos de expresión corporal, de desahogo de energía a través del baile, sin vergüenza, sin críticas, todo vale durante esos momentos.

El contacto físico es primordial

Este tipo de manifestaciones donde el contacto corporal es esencial nos permite demostrarles a nuestros hijos nuestro amor hacia ellos. Un niño falto de contacto físico presenta mayor probabilidad de tener relaciones interpersonales menos satisfactorias y de manifestar conductas antisociales.

Dar muestras de afecto, acariciar o besar a nuestros hijos siempre que tengamos ganas, independientemente de la edad que tengan, ayuda a sentirnos bien y a compartir emociones de carga positiva. No reprimamos estas muestras de cariño ya que no tienen nada de malo, todo lo contrario, nos ayudan a reforzar el vínculo afectivo y por tanto estimular nuestras competencias emocionales.


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Fuente: ¿Cómo educar las emociones? La inteligencia emocional en la infancia y la adolescencia. Cuadernos Faros.

Sara Tarrés

Soy Sara Tarrés, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, con Máster en dificultades del aprendizaje (ISEP) y Postgrado en Psicopatología infantojuvenil (ISEP). He trabajado como asesora y orientadora de padres y maestros en diferentes escuelas concertadas de Barcelona y como reeducadora de niños que presentaban diferentes dificultades en su aprendizaje. Actualmente dirijo Mamá Psicóloga Infantil desde donde oriento a padres en temas de crianza, desarrollo y educación. Esto me permite compaginar mi faceta de madre a tiempo completo sin dejar de lado mi actividad profesional.