Aceptar a nuestros hijos como son a veces es más fácil de decir que de realizar, pero nos guste o no, es algo imprescindible si queremos que nuestros peques se crezcan con una buena autoestima.

Hoy tratamos este tema que, si bien pudiera parecer una obviedad, es absolutamente necesario recordar .

aceptar a nuestros hijos como son

Consideraciones previas

Queramos o no, en muchas ocasiones nos olvidamos que nuestros hijos son personas independientes a nosotros, con sus propios gustos, ideas, emociones e ilusiones.

Olvidamos que nuestros hijos no son aquellos niños o niñas que proyectamos en nuestras imaginaciones incluso antes de quedarnos embarazadas. Son personas en formación, con su carácter, su personalidad,  sus más y sus menos.

Como padres debemos ser capaces de aceptar a nuestros hijos como son y ayudarles a avanzar. Porque independientemente de lo que hayamos imaginado para ellos un día tomarán su propio camino y lo seguirán hasta donde les lleve.

Expectativas irreales dificultan aceptar a nuestros hijos como son

Es cierto que todas las madres y padres nos nos creamos una imagen irreal, deseada, ficticia, de nuestros hijos.

Queramos o no, empezamos a imaginar cómo serán antes de que nazcan. Incluso antes de saber si es niño o niña, si es uno o son dos. Imaginamos al bebé perfecto, sonrosadito, plácido, tranquilo.

Imaginamos su futuro e involuntariamente proyectamos en él todos nuestros deseos e incluso frustraciones.

Es posible que deseemos que se parezca a nosotros. Que sea una copia mejorada, más listo, con más oportunidades, con mejores estudios, … Y para que sea así nos esforzamos y nos esforzamos, queriendo ser su ejemplo, y modelar su vida siguiendo el patrón de la nuestra.

Pero ante tanto esfuerzo nos olvidamos que ellos tienen su propio temperamento, quizás más fuerte o no. Quizás más débil, y esto en ocasiones nos resulta complicado de aceptar, de aceptar a nuestros hijos como son.

¿Por qué es tan difícil aceptar a nuestros hijos como son?

Hay ocasiones en las que a los padres les resulta muy difícil aceptar a sus hijos como son. Sobre todo cuando:

Este tipo niños o situaciones son las clásicas en las que nos cuesta aceptar a nuestros hijos como son, porque quisiéramos que fueran más obedientes, menos impacientes, protestones, intolerantes, …


Contenido relacionado: Contestón y respondón, un niño que no se calla una


¿Quién no ha visto como un padre loco por el fútbol tiene que admitir que a su hijo no le gusta para nada este deporte? ¿Las notas que saca tu hija no se parecen ni de lejos a las que tu sacabas a su edad, son más bajas de lo que creías porque tu hija debería ser la más inteligente de la clase, la más trabajadora, …? ¿Tu eres la mamá más dicharachera del parque y resulta que tu hijo es tímido y no le gusta que le digan nada? … ¿Qué ocurre?

Al final lo que ocurre es que el niño que tenemos en casa choca frontalmente con el niño imaginario que soñamos un día y, claro, trabajamos y trabajamos sin resultado para volverlo tal y como lo habíamos imaginado ¿Nuestras expectativas no se cumplen? ¿hay que rebajarlas o cambiarlas?

Conclusiones finales

En realidad todos nuestros esfuerzo deberían ir encaminados a descubrir quien y cómo es en realidad nuestro hijo.

Descubrir qué talentos tiene, qué le motiva, qué le disgusta y qué podemos hacer para entenderlo. Nuestros esfuerzos deben ir encaminados a entender quienes son nuestros hijos para poder guiarles adecuadamente, aceptar sus torpezas, sus payasadas, sus contradicciones, … al fin y al cabo son niños de carne y hueso y no sueños.

Visto así, aceptando a nuestros hijos como son, supondrá invertir la energía que supone criar y educar a nuestros hijos en lo que verdaderamente importa: conocerles, entenderles, guiarles.

Foto cortesía http://www.freeimages.com/

Sara Tarrés

Soy Sara Tarrés, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, con Máster en dificultades del aprendizaje (ISEP) y Postgrado en Psicopatología infantojuvenil (ISEP). He trabajado como asesora y orientadora de padres y maestros en diferentes escuelas concertadas de Barcelona y como reeducadora de niños que presentaban diferentes dificultades en su aprendizaje. Actualmente dirijo Mamá Psicóloga Infantil desde donde oriento a padres en temas de crianza, desarrollo y educación. Esto me permite compaginar mi faceta de madre a tiempo completo sin dejar de lado mi actividad profesional.